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JUAN PABLO ZABALA (JPZ)

LA HUELLA DEL MUNDO

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JPZ

viernes, 11 de febrero de 2011

REVUELTAS EN EL MUNDO ÁRABE

TÚNEZ: EL DETONANTE; EGIPTO: ¿LA EXPLOSIÓN O EL ESTANCAMIENTO?

 
Desde que el 17 de diciembre último un joven tunecino desempleado se prendiera fuego a lo bonzo en señal de protesta por haberle sido arrebatado por parte del gobierno su puesto ambulante de venta de verduras, una ola de revueltas está sacudiendo el mundo árabe.

La ola generalizada de protestas callejeras iniciada en Túnez a principios de enero provocó un efecto contagio en las poblaciones del resto de los países árabes.

Las protestas en Túnez fueron encabezadas mayormente por jóvenes desocupados y desesperanzados, muchos de los cuales poseen títulos universitarios. También las protestas estaban motivadas por la corrupción, la represión policial y el clientelismo del régimen de Ben Ali, quién gobernaba el país desde el año 1987.

Como ha escrito Anthony Sadid en The New York Times, "por primera vez en una generación, no es la religión, ni la aventura de un líder único, ni las guerras contra Israel, lo que ha puesto las pilas a una región, sino el deseo visceral de una vida decente".

La rebelión de Túnez tomó por sorpresa tanto a los países árabes de la región como a las potencias occidentales, que salvo Francia, simpatizaron con el pedido de democracia y elecciones libres de los manifestantes.

Túnez es uno de los países más alfabetizados de la región y desde el año 2000 venía creciendo económicamente a un promedio del 5 % anual, pero con un desempleo de más del 30 % entre las personas jóvenes entre los 16 y los 29 años.

Si bien estos jóvenes encabezaron la revuelta, convocándose a través de las redes sociales, el movimiento carecía de una estructura visible, carecía de líderes, lo que hizo imposible al gobierno tunecino identificar un enemigo común y respondió torpemente con una represión indiscriminada a través de la policía, que no hizo más que acelerar la caída del régimen, provocando finalmente la huída del presidente Ben Alí el 14 de enero.

En Egipto las protestas comenzaron a intensificarse hacia fines de enero, pero Egipto no es Túnez, ya que su importancia estratégica como aliado de Occidente en las cuestiones relativas a Medio Oriente es fundamental.

El régimen militar del presidente Mubarak se instaló en el poder hace 30 años y durante ese tiempo fue el garante de la paz entre Israel y el resto de los países árabes. Además Egipto en la Post Guerra Fría fue un aliado incondicional de Estados Unidos, protegiendo sus intereses, cuidando a Israel y bloqueando al islamismo radicalizado.

Ante la crisis de Egipto la administración de Obama se ve enfrentada al dilema que le presenta el posible desmoronamiento del gobierno de Mubarak y la consiguiente desarticulación del orden y los intereses norteamericanos en la región de Medio Oriente.



Por un lado, los Estados Unidos hacen gala de sus principios democráticos y de la necesidad de exportar la democracia a todos los puntos del planeta, por lo cual desde lo discursivo apoyan los pedidos de mayores libertades para los ciudadanos egipcios.

Pero por otro lado, teme que se cambie una dictadura militar por una dictadura islámica, tal como ocurrió con la caída del Sha en Irán en 1979.

En Egipto el único grupo islámico de importancia en existencia son Los Hermanos Musulmanes, al que Mubarak nunca lo reconoció como legal. Las estimaciones oficiales egipcias calculan que este grupo posee casi un millón de miembros en la actualidad.

Es un grupo difícil de categorizar ideológicamente, pero muchos los ubican en el medio entre Irán, el régimen islámico más extremista y el régimen musulmán más moderado y democrático de Turquía, que es el modelo elegido como el mejor por la mayoría de las poblaciones árabes.

Al igual que en Túnez, las manifestaciones de Egipto no parecen estar a tono con las consignas de grupos islámicos extremistas, y el papel jugado por los Hermanos Musulmanes fue muy moderado hasta el momento. Aunque la pregunta inevitable es si ¿este grupo se encuentra agazapado para la conquista del poder, tal como lo hizo Jomeini en Irán?

Tal vez la evolución del accionar de los Hermanos Musulmanes hacia el extremismo o hacia la moderación y su consiguiente aceptación de un régimen democrático va a depender en gran medida de si luego de la salida de Mubarak el régimen es conducido hacia una transición democrática, donde los Hermanos Musulmanes tengan un papel para cumplir. En caso contrario, si se los excluye del nuevo escenario político egipcio, como sucedió en tiempos de Mubarak, la tentación a la radicalización del grupo va a ser muy grande. Un claro ejemplo de esto fue el camino tomado por Al Zawahiri, el número dos de Al Qaeda, ex miembro de Los Hermanos Musulmanes.

Ante la renuncia ya consumada de Mubarak, los interrogantes se multiplican en lo referente al futuro cercano. Todo parece prever que si la transición llevada adelante por el recientemente designado vicepresidente Omar Suleimán, un hombre de confianza de Mubarak, es receptiva a las protestas populares, en el mes de septiembre se celebrarán elecciones libres para presidente en Egipto.

Pero una situación muy diferente se plantearía si el nuevo gobierno se afianza en el poder con el tradicional apoyo del ejército egipcio, ya que en ese caso, por más que se celebren formalmente elecciones, estaríamos ante un escenario de continuidad del régimen militar, sólo que con un cambio de nombres y de ropaje.

Ante este segundo escenario, el nuevo gobierno va a tener que hacer algunas concesiones importantes y esperar que el pueblo egipcio se contente con ellas, para así evitar que las protestas populares no vuelvan a sucederse.

Tal vez las opciones con las que contará el pueblo egipcio en estos meses que siguen se va a reducir a dos: o aceptan la transición (con concesiones o sin ellas) o el país se va a ver envuelto en una guerra civil sin precedentes en la historia moderna del país de los faraones.


JUAN PABLO ZABALA (JPZ67)

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