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JUAN PABLO ZABALA (JPZ)

LA HUELLA DEL MUNDO

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martes, 16 de noviembre de 2010

CUMBRE DEL G20 EN COREA DEL SUR (NOV. 2010)

CUMBRE DEL G20 EN COREA DEL SUR (NOV. 2010).


Según los analistas, un fracaso de la cumbre de Seúl tendría consecuencias graves. El riesgo es que los países procuren mantener sus divisas artificialmente bajas para darles a sus exportaciones una ventaja competitiva en los mercados mundiales. Eso llevaría a una destructiva guerra comercial y a un aumento del proteccionismo, tal como ocurrió en la Gran Depresión de los años 30.

Estados Unidos volvió ayer a quedar en el banquillo de los acusados: el resto de los países del G-20 mantuvieron los duros cuestionamientos de los últimos días sobre el paquete lanzado por la Reserva Federal (Fed) para inyectar 600.000 millones de dólares en el mercado para intentar reactivar la economía norteamericana.

También se mantuvieron los cortocircuitos entre el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su par chino, Hu Jintao, sobre política cambiaria.



 
En una reunión realizada paralelamente a la cumbre, Obama le dijo a su par chino que la prioridad de Washington es favorecer un crecimiento responsable y estable de la economía norteamericana, y destacó que junto a China realizan "progresos" en las discusiones sobre temas clave, como la apertura de los mercados de Pekín y el valor de su moneda.

Hu, por su parte, manifestó a Obama su preocupación por la decisión de la Fed, y le pidió a Obama "tener en cuenta las exigencias" de los países emergentes, que temen que la decisión provoque un aumento de la inflación.

Ambos países son considerados los principales contendientes de la llamada "guerra de monedas". Mientras Washington afirma que reduce la cotización del dólar para proteger su economía de los efectos de un yuan chino artificialmente subvaluado, China dice que este argumento quedó definitivamente invalidado con el enorme desembolso monetario que anunció la Fed en los últimos días, y que devaluará aún más el billete verde.

A su vez, Obama debió soportar las críticas encendidas a su política económica de parte de la canciller alemana, Angela Merkel, que teme que el paquete lanzado por la Fed permita a las exportaciones norteamericanas ganar mercado a expensas de las europeas.

Merkel, cuyo país es el segundo entre los mayores exportadores mundiales después de China, también cuestionó una propuesta del secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, para imponer un techo del 4% a los desajustes comerciales entre países.


 
Todos los países quieren vender sus productos, pero a su vez no quieren comprar, en un juego de "devaluaciones competitivas" para favorecer las exportaciones, bautizado como "guerra de monedas".

El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, fue uno de los más enérgicos a la hora de criticar estas modalidades. "Si los países más ricos no están consumiendo y todos quieren expandir su economía con las exportaciones, el mundo va a la quiebra", afirmó. Sin embargo, desmintió que preparara medidas de retaliación por la falta de avances en la cumbre: "Estamos menos preocupados por las medidas que tenemos que tomar para desvalorizar el real, y más preocupados por las medidas que los norteamericanos tienen que tomar para valorizar el dólar".
Luego de extensas y arduas negociaciones, los líderes de los países del Grupo de los 20 acordaron hoy supervisar cómo afecta la regulación bancaria al financiamiento del comercio, el alma del comercio global, a la vez que realizaron un llamamiento general para "abstenerse" de de hacer devaluaciones competitivas, origen de la llamada "guerra de divisas" que los ha enfrentado en las últimas semanas.

Durante una cumbre previa en Londres en abril del 2009, cuando el financiamiento al comercio se vio duramente restringido por la contracción del crédito, el G-20 estableció un paquete de financiamiento al comercio de 250.000 millones de dólares. Los flujos de créditos al comercio se han normalizado en los países ricos y de economías emergentes, pero aún son restringidos en los países más pobres, donde generalmente son la única fuente de financiamiento al sector privado.

Finalmente, los 20 países llegaron a un tibio consenso general, el de pedir a los países que se "abstengan" de manipular sus monedas como vía para mejorar la competitividad de sus exportaciones. En un momento, los países incluyeron una mención en la declaración a la necesidad de que no se frene la revalorización de las monedas, en clara alusión a China, pero el gigante asiático logró que se retirara la mención.

En el documento defintivo, el G-20 establece un plan de medidas que se tienen que poner en marcha en los próximos meses para alcanzar en el mundo un "crecimiento sostenido y equilibrado". Uno de los desequilibrios a atacar es el de la balanza comercial y por cuenta corriente. Los países emergentes, que crecen con fuerza, están consumiendo e invirtiendo mucho menos de lo que producen y gastan, con lo que tienen un fuerte superávit por cuenta corriente. En contrapartida, los países desarrollados crecen con timidez y consumen mucho más de lo que producen, con lo que tienen que importar de las naciones emergentes.

En medio de esta situación distorsionada, países como Estados Unidos pidieron a los emergentes, y especialmente a China, que potencien su demanda interna para no depender tanto de las exportaciones.

Bajo este contexto, en la declaración final, el G-20 se compromete a crear en 2011 unas "guías indicativas" que medirán el nivel de desequilibrio en las balanzas por cuenta corriente de los países. Si esas guías determinan que el desequilibrio llega a niveles peligrosos los países tendrían que tomar medidas. El Fondo Monetario Internacional (FMI) apoyará en la vigilancia de estos indicadores.

Inicialmente, Estados Unidos había querido que se estableciera un límite numérico del 4 por ciento para los superávit y déficit por cuenta corriente, una propuesta que fue rápidamente abandonada.

En el documento consensuado, los mandatarios muestran su apoyo a un FMI "modernizado" que refleje los cambios que han tenido lugar en la economía mundial con "una mayor representación" de las economías emergentes y naciones en desarrollo, en línea con la reforma aprobada la semana pasada por el Consejo Ejecutivo del organismo.


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domingo, 14 de noviembre de 2010

BRIC: ¿BLOQUE DE POTENCIAS EMERGENTES O BLUFF MARKETINERO?

En el año 2001, el por entonces director de investigaciones económicas de Goldman y Sachs, el británico Jim O´Neill, creó el término BRIC (Brasil, Rusia, India y China).

El significado de ese concepto hace referencia a los cuatro países que cuentan con las economías emergentes más importantes de todo el mundo, que combinan individual y colectivamente una gran riqueza en sus recursos naturales y energéticos, un crecimiento económico sostenido desde hace varios años, un importante volumen de exportaciones, una gran cantidad de habitantes, ejércitos poderosos y territorios de mucha extensión.

Si sumamos las potencialidades de los cuatro países podemos observar, a partir de estadísticas del año 2009, que llegaron a conformar el 95 % del PBI estadounidense, lo que constituye el 20 % del PBI mundial.

En cuanto a la potencialidad demográfica podemos señalar que el BRIC cuenta con 2.735 millones de habitantes, es decir, más del 40 % de la población mundial. Desde el punto de vista geográfico estos países constituyen el 25 % de la superficie del planeta. Además, los cuatro países del BRIC poseen cerca del 40 % de las reservas de oro y de las divisas más importantes del mundo. Como exportadores de recursos energéticos vemos que Rusia es el principal proveedor de gas del continente europeo y que Brasil podría convertirse en pocos años en un importante exportador de hidrocarburos. De los cuatro miembros del BRIC, tres países poseen armas nucleares (los RIC), además de contar con grandes arsenales de armas convencionales.

Por todos estos factores optimistas muchos académicos sostienen que estas potencias emergentes pueden llegar a disputarle a los Estados Unidos la hegemonía económica mundial hacia el año 2040, creando un nuevo orden económico internacional.


 
Debemos destacar que la verdadera intencionalidad del estudio de Goldman y Sachs estaba en reconocer una buena oportunidad para aumentar sus inversiones a grandes tasas en los mercados de los principales países emergentes.

Lo novedoso fue que el BRIC se transformó de esta forma en el primer grupo político que surgió a partir de una sugerencia teórica que se materializó gracias a la voluntad de los Estados que lo conforman.

Frente a estos cálculos de crecimiento económico y aumento de flujos comerciales tendríamos que preguntarnos al menos dos cuestiones básicas:

1) ¿Cuáles son los factores que tenderían a la cohesión o disolución del bloque en el futuro y qué intencionalidades tiene el BRIC para con el sistema internacional vigente? y,

2) ¿Cómo podría traducirse la nueva distribución de poder económico internacional, representada por el ascenso de los BRIC, en términos de poder político en el sistema internacional del futuro?

Si nos situamos solamente en el plano económico podemos notar que los BRIC tienen sentido sólo por su escala (tamaño) y por su proyección en el futuro. Pero si observamos el fenómeno BRIC desde la ciencia política, vemos que el bloque puede adquirir una gran significación.

En este sentido, debemos reconocer que si bien el ascenso de los BRIC en el sistema internacional provoca una tendencia hacia la multiplicación de polos de poder, va a depender de cada uno de los integrantes del bloque el tener la intencionalidad y la decisión de hacer uso de sus capacidades. No debemos olvidar, además, que el BRIC intenta configurarse y presentarse al mundo como un actor colectivo y cohesionado, pero su potencialidad y sus límites para continuar como bloque o para su disolución depende de las intenciones y capacidades de cada actor concebido individualmente, los cuales, a su vez, están condicionados principalmente por la consecución de sus propios intereses nacionales.

Una vez realizadas estas aclaraciones vamos a intentar analizar brevemente cuáles son los factores que pueden llegar a limitar la cohesión del bloque en el futuro y cuáles son los factores que contribuyen a su cohesión, para pasar luego a analizar cuál es la finalidad buscada por los BRIC y cómo impactan sus intenciones e intereses en el sistema internacional.

Los dos factores fundamentales, que en cierta forma pueden llegar a limitar la proyección del bloque en el futuro, están dados por la competencia económica y las rivalidades geopolíticas, sobre todo entre Rusia, India y China.

En cuanto a los factores de cohesión del BRIC debemos remarcar principalmente la necesidad para los cuatro países de mantener un orden internacional estable y pacífico para asegurarse la continuidad de su crecimiento económico sostenido y generar, a la vez, ámbitos de acción multilaterales que contribuyan a la estabilización regional e internacional.

Los principales impulsores del BRIC fueron Brasil y Rusia (de ahí que las dos primeras reuniones de jefes de estado de los cuatro países se hayan celebrado en Ekaterimburgo en 2009 y en Brasilia en 2010), quiénes utilizan la plataforma que les ofrece el bloque para realizar diferentes críticas al sistema internacional vigente y para exigir mayor representatividad en las principales instituciones internacionales.

La República Popular China, por su propio peso específico, se erige como el líder virtual del BRIC y como cabeza del mundo emergente, aunque su estrategia en el seno del bloque sea una más, dentro del enfoque multilateral y pragmático de su política exterior, el cual viene aplicando desde los tiempos de Deng Xiaoping.

Por su parte, la India es, tal vez, el actor que menos compromiso mostró con las iniciativas del BRIC y probablemente esto se relacione con la percepción popular y el temor que genera hacia el interior del país el ascenso vertiginoso de China, uno de los rivales históricos de la India, con quién mantiene tensiones fronterizas desde la guerra de 1962.

Aunque el BRIC como mecanismo formal de consulta había empezado a gestarse antes del estallido de la crisis financiera internacional de 2008 (el foro de diálogo BRIC comenzó a tomar forma en 2006 en una reunión de Ministros de Relaciones Exteriores en el marco de la 61º Asamblea General de las Naciones Unidas), está claro que ésta funcionó como catalizador de la primer cumbre del bloque en Ekaterimburgo, y dotó al grupo de objetivos inmediatos, lo que les permitió pasar de la unión basada en la simple coincidencia de factores económicos a la explotación intencionada de cierta convergencia de intereses.

Precisamente esta concurrencia de intereses es la que llevó a los miembros del BRIC a exponer sus demandas comunes de reforma del sistema internacional a través de la coordinación política en los diferentes foros multilaterales, con especial énfasis en el G 20, en donde esa coordinación tiene como objetivo principal aumentar el poder de negociación de los países emergentes con respecto a los países centrales.

Lo que nos faltaría resolver sería establecer cuáles son las verdaderas intenciones del BRIC, ya que hay posturas encontradas en los académicos con respecto a este tema. Para los neoconservadores y para el ala más dura de la teoría realista de las Relaciones Internacionales el BRIC se presenta como un bloque revisionista que intentaría en el futuro reemplazar el sistema internacional vigente, lo que en última instancia provocaría una guerra hegemónica entre China como líder del bloque y los Estados Unidos.

Creemos que esta interpretación está basada en prejuicios y teorías subsistentes, ya que no está anclada en la realidad. El accionar del BRIC hasta el momento nos ofrece múltiples evidencias que el bloque está recorriendo el camino opuesto al señalado por algunos intelectuales realistas y neoconservadores, porque el BRIC se manifiesta como un bloque reformista y no revolucionario. Al BRIC no le conviene el cambio de sistema internacional, sino que busca cambios dentro del sistema.

Un claro ejemplo de esto nos lo otorga el accionar del bloque ante la crisis económica de 2008, donde actuó de manera cohesionada apoyando los planes de estímulo para salir de la recesión, pudiendo haber actuado de forma inversa, socavando la existencia de las instituciones financieras internacionales y utilizando las grandes reservas de divisas con las que cuentan para generar nuevas instituciones con otros parámetros, y sin embargo, no lo hizo.

Otro claro ejemplo en este sentido lo ofrece el aumento de las cuotas pagadas al sistema de Naciones Unidas por los cuatro miembros del bloque. Por todo esto y otros muchos ejemplos creemos que el BRIC es un bloque reformista y no revisionista, ya que hacen más méritos por hacer peligrar la continuidad del sistema la falta de adecuación y actualización del mismo a la nueva realidad internacional junto con la falta de supervisión financiera de los países centrales, que el bloque BRIC.

En el futuro el BRIC podrá buscar el rechazo o la aceptación del sistema, pero esto no va a depender sólo del bloque, sino también de las opciones que elija el propio sistema entre la integración o el enfrentamiento con el BRIC. Creemos que los resultados de las interacciones y las opciones elegidas entre el BRIC como actor colectivo y el sistema internacional, son los que van a determinar el futuro del sistema.


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